PORNO CACA (RELATO)

Hoy es día 1. Me levanto pronto para ser festivo -Año nuevo vida nueva-, pienso. Son las 10, y me preparo un par de sandwich mixtos, regados con medio litro de jugo de piña sabor cartón mientras me dispongo a ver la última peli del lote que alquilé anteayer. Ya toca devolverlas, porque si no Carlos, cuarentón vividor del Videoclub-Bazar TRINI, me hará pagar recargo. Las podría devolver mañana a la salida del curro, pero anoche Carlos se juntó después de las uvas con Paco el peluquero, también cuarentón y divorciado como él. -¡Vaya par!- pienso en voz alta sin poder evitar una carcajada entrecortada por la tos. -Joder, el bocado se fue por otro lado-. Sin duda tengo que devolver las cintas hoy. Ayer se gastarían un montón de dinero en farlopa, y querrá recuperar la pasta a golpe de cobrar retrasos; pues lo siento por él.
Dicen que la Trini, mientras el cura le daba la extremaunción, le hizo jurar a su hijo abrir el negocio los 365 días del año. Una tradición familiar con origen en la nota de suicidio que dejó Emilia, hermana de la Trini. Durante un tiempo, tras la muerte de Emilia, el videoclub amanecía con una pintada: "¿Qué fue de Baby Jane?". La gente sospechaba de mí, pero nunca pudieron probar nada.

Enchufo el euroconector al otro reproductor VHS y le doy al REC. Esta de Fulci hay que tenerla, aunque Jesús Palacete dice en el Splattermanía que la película es "...un simplón y a veces vulgar body count, con reminiscencia de una peli francesa... de Franju " o algo así. Bueno, da igual, la voy a grabar.
Termino de ver "LOS ZOMBIS ATACAN SAN FRANCISCO" y cuando estoy guardando la cinta en su estuche suena el teléfono, es mi amigo Pedro, está ansioso por saber si ya han traído las películas de Castellón. Le digo que tranqui, que ahora mismo voy al videoclub a comprobarlo.
Hoy me siento genial, parece que la llegada del nuevo año me revitaliza de optimismo. Salgo del portal. Voy silbando la musiquilla de la peli que acabo de ver. Me dirijo al Videoclub-Bazar TRINI, que está a cinco minutos de mi casa, igual que la tienda de ultramarinos donde trabajo. -¡Mierda!- mañana toca madrugar, entro a las 8. Me alivio recordando algunos momentos del especial Fin de Año de Martes y Trece. Aunque el que hicieron el año pasado, "Bienveni-dos al 92, fijaté", me gustó más. Qué grandes son, joder. Mítico su sketch de las empanadas de Torrelodones.
Carlos, el cuarentón vividor del Videoclub-Bazar TRINI, me comentó que iban a traer unas cajas con un montón de películas de un videoclub que su primo había cerrado en Castellón para venderlas de oferta. A ver si hay algo interesante, -¡ojalá!-.

Llego al videoclub, la persiana está a medio abrir.
-¿Hola?- pregunto, nadie contesta. Tan solo veo la luz de la bombilla que sale tras las cortinillas de la sección porno. Allí me dirijo.
Entro a la sección XXX. Tiene un olor especial, distinto al resto del videoclub. Ahí veo una enorme caja de cartón con unas grandes letras escritas a mano con rotulador negro que dicen CASTELLÓN. Hoy es mi día, mi año. Por mi mente pasan cientos de títulos ansiados, "CEMENTERIO CANÍBAL", "EMANUELLE NEGRA Y LA SECTA DE GUYANA", "LOS RITOS VAMPÍRICOS DEL DIABLO"... Siento un cosquilleo en el estómago. Allí está ella, la caja de Castellón, a los pies de una estantería, justo debajo de la carátula de "PORNO CACA".
Porno Caca es el título de una película de coprofagia. Siempre me he preguntado si la mierda de esas películas será real, si esas chicas delgadas y pálidas de lacio pelo rubio que se ven en la portada se meten caca de verdad en la boca. Me gusta pensar que sí, que hay mentes tan enfermas que pueden rodar una película así. Parece alemana. En la contraportada se ve un castillo medieval y un enano con gorro de bufón o joker mostrando un cubo de madera vieja lleno de heces. Hay algo que me fascina y no sé qué es. A veces pienso si será que no estoy bien de la cabeza. Siento un escalofrío y recuerdo cuando con trece años mi madre me pilló masturbándome con su sujetador, pienso que tal vez puedo ser como esa gente asquerosa que alquila este tipo de películas y se la casca viendo inmundicias -¡Por Dios que asco de gente!-... Pero está claro que si las filman es porque tienen un público fiel que las reclama.
Tengo "PORNO CACA" en mi mano, por un momento se me pasa por la cabeza alquilarla, veo a las tías de blanquinosa piel untada en excrementos mirarme fijamente; sus labios son finos y rosados, la lengua de una de ellas lame con lujuria una barnizada "morcilla" color chocolate, parece recién salida del orto. Mi polla palpita entre mis dedos, un gran chorro de semen mancha las estanterías y de blanco gel los cabellos de Traci Lords y Vanessa del Río, mientras un desgarrador aullido sale de mi boca -¡Joder, qué gusto!-.
Mi alarido resuena en el silencio del videoclub. Percibo algo a mis espaldas y me giro. Allí veo la cara de Millán Salcedo -¿Pero qué coño es esto?- exclama el careto risueño del feo de Martes y Trece. Es Carlos con careta, sombrero de cucurucho y matasuegras. Por detrás veo asomar la cabeza de Paco el peluquero mientras aparta la cortinilla y le pregunta a Carlos si prepara otras rayas. Mi polla sigue goteando sobre el cartón de la caja de películas del videoclub de Castellón.
Creo que no volveré a alquilar más películas ahí. Tampoco iré a la peluquería de Paco... de hecho si pudiera cambiaría de barrio. Mañana no iré a trabajar.
Un cuento corto de Calixto Samaritano.
Publicado originalmente en Cine de Medianoche @2008

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