En la década de los 80, el cine fantástico español tal como habia sido concebido en las décadas de los 60 y 70 desaparece, debido a la desaparición paulatina desde los años 70 de los cines de barrio y circuitos rurales, siendo rematado por el Real decreto del 83, conocido popularmente como Ley Miró. La carrera de Paul Naschy sufre un parón, hasta prácticamente mediados de los 90, y a duras penas y mal se estrenan Latidos de pánio, La bestia y la espada mágica, El último kamikaze, quedando inédita El aullido del Diablo. Jesús Fraco está entregado al cine "S", facturando el slasher Colegialas violadas, y Amando de Ossorio cierra tristemente su carrera de forma desmerecedora con la horrenda Serpiente de mar, con enormes prloblemas de produccion que le llevan al infarto literalmente. Sólo prosigue su labor, de forma regular, en un estilo diferente a los anteriormente citados, Juan Piquer Simón, quien continua adaptando a Vern y se apunta a la moda del slasher con Mil gritos tiene la noche, facturando un delirante híbrido entre dicho género y la moda de visitates de otros mundos surgidos a la sombra de E.T , la insulsa Los nuevos extraterrestres, y, tras un rutinario film de acción Guerra sucia, alcanza las cimas de su carrera con Slugs, muerte viscosa, realizadas en los últimos 80. por Chus Parrado
LOS 80 FUERON UNA BUENA DÉCADA PARA EL FANTÁSTICO (10)
En la década de los 80, el cine fantástico español tal como habia sido concebido en las décadas de los 60 y 70 desaparece, debido a la desaparición paulatina desde los años 70 de los cines de barrio y circuitos rurales, siendo rematado por el Real decreto del 83, conocido popularmente como Ley Miró. La carrera de Paul Naschy sufre un parón, hasta prácticamente mediados de los 90, y a duras penas y mal se estrenan Latidos de pánio, La bestia y la espada mágica, El último kamikaze, quedando inédita El aullido del Diablo. Jesús Fraco está entregado al cine "S", facturando el slasher Colegialas violadas, y Amando de Ossorio cierra tristemente su carrera de forma desmerecedora con la horrenda Serpiente de mar, con enormes prloblemas de produccion que le llevan al infarto literalmente. Sólo prosigue su labor, de forma regular, en un estilo diferente a los anteriormente citados, Juan Piquer Simón, quien continua adaptando a Vern y se apunta a la moda del slasher con Mil gritos tiene la noche, facturando un delirante híbrido entre dicho género y la moda de visitates de otros mundos surgidos a la sombra de E.T , la insulsa Los nuevos extraterrestres, y, tras un rutinario film de acción Guerra sucia, alcanza las cimas de su carrera con Slugs, muerte viscosa, realizadas en los últimos 80. por Chus Parrado
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