/Alien 2 sobre la tierra
/Alien 2 on Earth
Año: 1980
Dir: Ciro Ippolito
País: Italia
Music: Oliver Onions
Cast: Belinda Mayne, Mark Bodin, Roberto Barrese, Benedetta Fantoli, Michele Soavi, Judy Perrin, Don Parkinson, Claudio Falanga, Ciro Ippolito, Donald Hodson
REVIEW
Esta película nace a partir de una artimaña comercial de los productores Agiolo Stella y Ciro Ippolito, por la cual, después del éxito de Alien: El octavo pasajero (Alien. Ridley Scott, 1979) publicitaron a través de Variety que iban a hacer la segunda parte: Alien 2. Recibieron una buena suma de millones en concepto de adelanto por parte de empresas que querían encargarse de distribución internacional de la película. Los dos mercachifles, Agiolo y Ciro, nada más cobrar se gastaron parte del dinero en un par de coches de alta gama y chicas de compañía. Con dos de ellas se pasearían por festivales internacionales promocionando la película sin tan siquiera tener un guión escrito. Con la resaca les llegó una demanda judicial de 20th Century-Fox de más de diez millones de dólares. Su primera reacción fue pensar en fugarse con el dinero que les quedaba y esconderse en algún lugar remoto, pero contrataron un abogado british que descubrió que la palabra Alien no estaba sujeta a derechos de copyright. Así pues, y para no meterse en más líos, se pusieron a pensar en el argumento de su película prometida.Filmada en la Gruta de Castellana, en Apulia, provincia de Bari. Y exteriores rodados en San Diego, California. Alien-2 (este fue su título de estreno en España) es otro ejemplo de película que siempre se ha despachado como bazofia cinematográfica, pero que hoy en día, revisada en dvd o bluray, merece una segunda oportunidad desprovista de prejuicios. No digo que estemos ante una gran película ni mucho menos; peor aún tal cómo la conociamos hasta hace pocos años, es decir, mediante copias de vídeo con una imagen muy oscura achacada a la ineptitud técnica del director, que hacía prácticamente imposible discernir nada en las secuencias de la cueva donde transcurría la mayoría de la acción. Ésto, unido a la morosidad de la mayoría de las escenas, convertían a esta secuela, para más inri bastarda, en algo exasperante. Vista hoy podrá gustar más o menos, pero descubrimos que no era una cuestión de mala iluminación ni de torpeza..
La película transcurre en tres actos bien diferenciados:
1. Este primer acto está filmado a modo de cinema verité. La cámara sigue a siete jóvenes que se preparan para descender al interior de una cueva, el mismo día que un grupo de astronautas regresan de una misión espacial. El amerizaje de la nave, que se producirá sobre el océano, levanta un gran revuelo mediático (un comienzo que puede tener ecos de aquel de Zombie de Romero y donde se usan imágenes de archivo); el espectador estará al tanto del acontecimiento por medio de la radio y de una estación de televisión donde la protagonista será entrevista. Poco después sabremos que la nave espacial estaba vacía, sin rastro de los astronautas.
En la primera media hora la cámara no para de moverse, dando un aspecto semi-documental a la narración, incluidas imágenes de archivo, y los actores mantienen diálogos improvisados con figurantes casuales: los clientes de un bar, el empleado de una bolera, una anciana que regenta una tienda de comestibles en el desierto, etc... Es interasante, y casi insólito en un film exploitation, ese planteamiento inicial de cinema verité, que después de introducirse en la cueva no volverá a ser retomado nunca más, incluso en la parte final donde volvemos a los mismos exteriores.
La música de Oliver Onions (Guido y Maurizio De Angelis) acompaña muy bien a estas secuencias filmadas en San Diego, con temas folk apuntillados por sonidos electronicos, que dan ese toque country del sur de Estados Unidos pero anticipando la atmósfera miteriosa y fantacientífica. De camino a la gruta, uno de los jóvenes (interpretado por el futuro director del género Michele Soavi) se encuentra una extraña piedra azul que llevará con ellos. A los siete espeleólogos se les une un octavo compañero.
2. Una cueva y sus profundidades sustituyen a la claustrofóbica Nostromo del film original. En este punto las muertes se van sucediendo cual slasher; pretendiendo crear un climax de suspense, las escenas que preceden a cada muerte se alargan con lentitud para desembocar finalmente en una explosión gore. Un ejemplo es el plano secuencia que recorre el cuerpo tumbado de la primera víctima dede los pies, hasta llegar a la cabeza de donde saldrá el alien como si fuera la barriga de John Hurt. Mucho gore, con caras destrozadas, decapitaciones, ojos y sesos que revientan en mil pedazos. Los actores son mera carne de cañón, no sabemos nada de ellos y sólo empatizamos con Thelma (Belinda Mayne), la cual se muestra como protagonista desde el principio.
Thelma tiene premoniciones que le atormentan, tal como indica un doctor que aparece en la playa en los primeros minutos de la película, en una estampa de poética surrealista con la actriz esperándole en la orilla mientras él se acerca en una barquita con las botas en la mano.
En este segundo acto, destacan los efectos especiales sangrientos, de los que se encargó el propio director y productor Ciro Ipolitto, el cual consultó algunas dudas puntuales nada menos que a Mario Bava. El maestro lo madó a la carnicería a por callos, no es broma.
3. El tercer acto, la parte final, de nuevo en el exterior es una huída post-apocalíptica. Poco revelaré y lo dejaré a disfrute del que no haya visto la peli y quiera hacerlo. Para mí está bastante logrado el clima pesimista y como aprovecharon los pocos días de rodaje en Estados Unidos para crear esa ambientación desoladora de la ciudad. Otra gran idea es cómo capta el terror dentro de la bolera, como si todo el engranaje interior de la sala de máquinas tuviera vida propia. Me parece un excelente final dentro de sus posibles limitaciones.
Alien-2 empezó a ser dirigida por Biagio Proietti, abandonando el rodaje a los pocos días. Ciro Ippolito, que además de productor era también el guionista, se hizo cargo de la dirección. Hay que señalar que el napolitano Ippolito había sido colaborador de uno de los creadores del neorealismo, Roberto Rossellini. Mientras que el otro productor, Agiolo Stella, era íntimo amigo de John Cassavetes, precursor del cinema verité en Estados Unidos. Cabe suponer la influencia de dos genios como Rossellini y Cassavetes sobre estos dos mercachifles italianos. Conociendo estas conexiones se puede entender mucho mejor que existe una verdadera intención de estilo en la parte "realista" al comienzo del film, antes de empezar a desarrollar la trama fantástica.
Ippolito hace un cameo como realizador de la estación de televisión donde se emite una previa del amerizaje de la nave espacial. Le vemos reclamar a sus ayudantes que las imágenes de archivo que están siendo emitidas en ese momento sean anunciadas como tal, al grito de: "no quiero que los espectadores crean que los engañamos."
Review by Gerard Fernández Ordel
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