ODIA AL PRÓJIMO TUYO

FICHA TÉCNICA
T.O: Odia il prossimo tuo
Aka: Hate thy neighbour
Dir: Ferdinando Baldi,
Año: 1968
País: Italia
Música: Robby Poitevin
Cast: Spiron Focás, Horst Frank, George Eastman (Luigi Montefiori), Nicoletta Machiavelli, Franco Fantasia, Ivy Holzer, Roberto Risso, Ivan Scratuglia, Claudio Castellani

REVIEW
Rarísimo y sádico spaghetti-western. Ferdinando Baldi, su director, era un genio con gran inventiva, siempre dispuesto a introducir elementos extremadamente psicotrónicos. No suele mencionarse como tal, pero Baldi es uno de los más estimulantes y originales directores del western mediterráneo. Desde su excelente precuela del Django de Sergio Corbucci titulada el El clan de los ahorcados (Preparati la Bara, 1968), hasta las notables  Adiós, Texas (Texa addio, 1966) y El Justiciero Ciego (Blindman, 1971), versión spaghetti de Zatoichi protagonizada por su "socio" Tony Anthony; una sociedad que posteriormente, durante el largo declive del western italiano, depararía dos de los títulos más extravagantes de todo el género: Get Mean (1975), donde aparecen hasta vikingos,  y Yendo hacía ti (Comin' at Ya!, 1981), ésta ya totalmente tardía y filmada en 3-D.
Odia al prójimo tuyo data del mismo año que la ya mencioana El clan de los ahorcados y Rita en el West (Little Rita nel West) un "musicarelli" en el Oeste protagonizado por la cantante Rita Pavone. De las tres, probablemente, Odia al prójimo tuyo es la que a priori menos espectativas comerciales despertaba, siendo también la de menor presupuesto.
La trama gira en torno a un mapa del  tesoro y una venganza. El mapa, que indica el camino hacía una mina de oro oculta, estaba en propiedad de Bill Dakota que llega a un pueblo pidiendo auxílio sin éxito y acaba siendo asesinado por su perseguidor, el feroz Gary Stevens (George Eastman), que consigue su objetivo de robar el mapa. Stevens intenta hacer un trato con otro perverso personaje, un millonario dandy del sur  llamado Chris Malone (Horst Frank) para que le ayude a financiar la explotación de la mina... Mientras, el hermano del asesinado Bill, Ken Dakota (Spiros Focás), viaja hasta la frontera mexicana para averiguar quién mató a su hermano y el porqué.
Ferdinando Baldi hace una puesta en escena en la que nos va presentando a los tres personajes prinpales: dos malvados que maniobran uno en contra del otro (la bestia parda George "Gomia" Eastman,  versus el sofisticado Horst Frank, terrateniente racista de impolutos trajes). Ambos tienen que vérselas a su vez con un inesperado vengador encarnado por el griego Spiros Focás, el cual gozaba de cierto cartel en Italia desde que fuera descubierto por Luchino Visconti en el gran clásico Rocco y sus hermanos (1960).
Después de esta puesta en escena de personajes, la acción se desarrrolla entre secuencias de gran violencia y una pequeña subtrama romántica que no llega a molestar entre Focás y la bella Nicoletta Machiavelli. Pero el meollo de la historia está en la venganza y la disputa del mapa. Argumento y personajes  que se tornan más que jugosos en manos de un director como este. Momentos alucinados y alucinantes. Lo es ver al gigante Eastman siendo torturado, colgado boca abajo por el pérfido millonario, con su cabeza balanceándose sobre una fosa llena de serpientes...
O las peleas de los mexicanos que trabajan para Malone, obligados a enfrentarse entre ellos usando una especie de garra de hierro como si se tratasen de gladiadores de un Far West fronterizo, que casi podrían cosiderarse precursoras de un cliché del subgénero Slaveploitation como son las peleas de mandingos.  Por cierto,  también veremos a Eastman usando ese extraño artilugio-garra en un duelo. Y es que el gigante de Génova acaba robando también la función, no sólo el mapa. Su imponente presencia, el rol que juega en esta película y los momentos que protagoniza pueden que sean lo más recordado de la misma. Por supuesto, el alemán Horst Frank está perfecto y se suma a ese prototipo de villano tan sofisticado como cruel dentro del eurowestern. Algo sobre esto comenté en la reseña del remake de Los siete magníficos.  En defininitiva, Odia il prossimo tuo se ve como un  pequeño y extraño cuento del Oeste, con el punto de psicotronía sello del director.
Review by Gerard Fernández Ordel

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