PÁNICO EN LA CIUDAD

FICHA TÉCNICA
T.O.:  Peur sur la ville
AKA: The Night Caller 
Año: 1975
Dir: Henri Verneuil
Prod.: CERITO FILMS
País: Francia/Italia
Music: Ennio Morricone
Cast: Jean-Paul Belmondo,  Adalberto Maria Merli, Charles Denner, Lea Massari, Rosy Varte, Jean Martin, Catherine Morin, Germana Carnacina

REVIEW
Esta review está dedicada a la memoria de Jean-Paul Belmondo (9 de abril 1933 - 8 de septiembre 2021); leyenda del cine francés, europeo y mundíal. Mi primer héroe cinematográfico.
En París, un psicópata aterroriza a bellas mujeres a las que primero acosa mediante llamadas anónimas y luego las mata como castigo por sus pecados carnales. Amparado en el Infierno de Dante, el maníaco se hace llamar Minos. Un comisario de hierro (Belmondo como el comisario Letellier), más acostumbrado a dar caza criminales del hampa, se hará cargo del caso a regañadientes. 
En 1971 Jean-Paul Belmondo crea su propia productora, CERITO FILMS, a la que llama así en recuerdo de su abuela paterna Rosine Cerrito. A lo largo de la década anterior Belmondo había trabajado con los mejores directores de la Nouvelle Vage, protagonizando películas de Godard, Truffaut, Chabrol... así como de grandes directores de género, entre ellos Melville con el que hizo la obra maestra El Confidente (Le Doulos). En esa misma década de los 60 también había alternado dramas histórico-sociales como Dos mujeres (La ciociara) y La calle del vicio (La viaccia), de Vittorio De Sica y Mauro Bolognini respectivamente, con magníficas películas de aventuras como Cien Mil Dólares al Sol (Cent mille dollars au soleil) y El hombre de Río (L'Homme de Rio). Esta última se puede considerar su carta de presentación a nivel mundial como actor de acción, donde la estrella de la nueva ola francesa sorprendió a todos ejecutando peligrosas escenas de alto riesgo sin la ayuda de dobles. 
A comienzo de los 70 Belmondo era ya el actor más taquillero de Francia. Con CERITO FILMS pretendía obtener un mayor control de sus intereses a todos los niveles (financiero, artístico, de distribución, de marketing...) algo sin precedentes en Europa para un actor y que en la historia del cine sólo había hecho Charles Chaplin cuando fundó la United Artist. 
En 1974 Belmondo hizo socio de CERITO a su jefe de prensa, René Chateau, el futuro rey del mercado videgráfico francés. Juntos llevaron la marca Belmondo a otro nivel. Chateau era un mercachifle con geniales ocurrencias que se hizo cargo de todo lo relacionado con la distribución y promoción de las películas, incluido el diseño de la cartelería. Por ejemplo, y sin ir más lejos, en el póster original de Pánico en la ciudad Belmondo aparece con un jersey negro de cuello alto y pistolera marrón de cuero cruzada al hombro, imagen que nos remite a la de Steve McQueen en los afiches de Bullit; esto fue idea de René Chateau, al igual que los carteles de El Profesional (Le Professionnel) con Belmondo empuñando una enorme Magnum 44 como lo hacía Clint Eastwood en las películas de Harry el sucio (Dirty Harry) y Harry el fuerte (Magnum Force). Otra idea suya fue extraer los sonidos de los golpes de Bruce Lee en El furor del Dragón (Way of the Dragon) y usarlos para los puñetazos de Belmondo y lo mismo con los frenazos y rugidos del mítico Ford Mustang de Steve McQueen en Bullit para montarlos sobre las secuencias de persecución. René Chateau era además un cinéfilo ecléctico, experto, entre otras cosas, en la filmografía del James Dean polaco, Zbigniew Cybulski: el Belmondo de  Rufianes y tramposos (Les morfalous) está inspirado en Cybulski y su película Cenizas y diamantes (Popiól I Diament)
Pero la relación entre los dos hombres acabó mal: en 1985, en un alarde de vanidad y afán de protagonismo, René Chateau se atribuye en una entrevista el éxito de las películas producidas por CERITO, reduciendo a Belmondo a la categoría de producto de diseño... Lógicamente al mítico actor esto no le sentó bien y su reacción fue partirle literalmente la cara a su socio. 
Posiblemente René Chateau era un capullo, pero como distribuidor fue uno de los grandes exploiters europeos de todos los tiempos: él es el responsable de importar la fiebre del cine de artes marciales a Francia en los 70 -empezando por traer la películas de Bruce  Lee y sucedáneos-, de adquirir un cine de Paris para convertirlo en una sala especializada exclusivamente en películas blaxploitation -con enorme éxito entre los afroeuropeos y la comunidad antillana que llenaban cada proyección- y posteriormente, en la época del vídeo, de editar las nasty movies prohibidas que no se habían podido ver en Francia (La matanza de texas, Maniac, Zombie...). Pánico en la ciudad es la primera película de Chateau como asociado de CERITO FILMS y supone un punto y aparte en la filmográfía de Jean-Paul Belmondo: primera donde se pueden observar más claramente algunos elementos exploit y epítome del mejor actor europeo de acción.
 
Pánico en la ciudad fue dirigida por Henri Verneuil en otoño de 1974 y supuso la cuarta película de CERITO FILMS, en esta ocasión en coproducción con Italia. Jean-Paul Belmondo toma como referente a los rudos policías del cine norteamericano reciente Popeye Doyle (The French Connection) y Harry Callahan (Dirty Harry), y lo enfrenta a un asesino en serie demente y repulsivo encarnado por el italiano Adalberto María Merli. Si el Harry Callahan de Clint Eastwood jugaba al gato y el ratón con un psicópata homicida llamado Scorpio, libremente inspirado en el célebre (y real) Asesino del Zodiaco, aquí el comisario Letellier de Belmondo se enfrenta a algo muy similar pero pasado por el tamiz del giallo italiano. 
París noche. Las luces de los grandes edificios nos llevan hasta el interior del apartamento de Norah Elmer, una joven viuda interpretada por la actriz italiana Lea Massari (Las fotos de una mujer decenteEl coloso de Rodas...), que está recibiendo llamadas obscenas y amenazantes. Suena la inquietante música de Ennio Morricone, puntuada por un silbido sibilino y los latidos de un corazón; los créditos iniciales en color verde aparecen sobre una vista aérea y nocturna de la capital francesa. A continuación volvemos al interior del apartamento de Norah Elmer, a la que vemos ahora de espaldas, en camisón, mirando por la ventana. El teléfono está descolgado sobre en el suelo, ella se acerca, lo coloca en su sitio y vuelve a la cama... El teléfono comienza a sonar de nuevo. Este inicio, que no destripo por completo, es una suerte de revisión del segmento "El Teléfono" de Las tres caras del miedo (I tre volti della paura. Mario Bava, 1963). 
Letellier nos es presentado como un contumaz y cínico policía obsesionado con un error del pasado que le costó la vida a un compañero: dos años antes no pudo dar caza al gangster Martucci después de que éste asaltara un banco junto a su banda. Durante la fuga, dicho compañero resultó muerto por las imprudencias de Letellier, que fue expulsado de la B.R.I. (Brigadas contra crimen organizado y terrorismo). Ahora Letellier es un comisario de los suburbios de París al que mandan investigar la muerte de Norah Elmer.
El propio asesino se pone en contacto con la policía. Se presenta como Minos, un rey del infierno de la Divina Comedia de Dante que juzga y condena a los pecadores, y avisa que habrán más muertes. Letellier no muestra mucho interés en el caso, pues considera al tal Minos un chiflado y un reprimido sexual que se dedica a asustar mujeres; en otras palabras, Letellier  es un tipo duro que no está para jueguecitos psicológicos ni adivinanzas dantesca. A esto se junta que le ha llegado la información de que Martucci ha sido visto de nuevo por París. Durante la primera media hora la película mantiene paralelamente las dos tramas, por un lado la obsesión del comisario Letellier por atrapar al gangster Martucci y por otro las andanzas del asesino en serie Minos. Cuando Letellier logra cazar a Martucci le dice a su superior, el comisario jefe Sabin (Jean Martin), que renuncia al caso de Minos. Pero Sabin ataca hábilmente el orgullo de Letellier dudando de su capacidad para resolver un caso que requiere más cerebro que músculo.
Le película resulta un híbrido entre Bullit, French Connection, Dirty Harry, El estrangulador de Boston (The Boston Strangler) y los thrillers de Dario Argento. Sin nada que envidiar a otros policíacos de acción y suspense que se estaban haciendo en Estados Unidos. Además es una de las mayores exhibiciones físicas de Belmondo. Nunca he sentido el peligro tan real en una película como en las escenas de Belmondo sobre los tejados de París. Otras como las del helicóptero son realmente espectaculares y la del tren sea posiblemente la mejor persecución hecha nunca en Europa. 
Jackie Chan, fan declarado de Belmondo, mencionó esta película como un referente para él por sus escenas de riesgo. También Tom Cruise y el director Christopher McQuarrie citaron Pánico en la ciudad como una influencia a la hora de hacer Misión Imposible-Fallout (2018)
OTROS APUNTES Y CURIOSIDADES
-Adalberto María Merli fue elegido para encarnar al maníaco asesino Minos, en buena parte por su capacidad para trabajar con la voz y cambiar los tonos. Merli había doblado la voz de Malcolm McDowell en la versión en italiano de La naranja mecánica (A Clockwork Orange) y a Jack Nicholson en Alguien voló sobre el nido del cuco (One Flew Over the Cuckoo's Nest).

-El gángster Martucci es Giovanni Cianfriglia, el mismo actor que daba vida a Superargo en Superargo el hombre enmascarado (Superargo contro Diabolikus) y Superargo el gigante (L'invincibile Superman).

-El inicio de la rivalidad entre el comisario Letellier y el gángster Martucci nos es mostrado por medio de un flashback, en una secuencia que parece sacada de un poliziottesco italiano. Es una sangrienta fuga tras el robo de un banco, similar a la de Milano odia: la polizia non può sparare (Almost Human) de Umberto Lenzi o a la de Semáforo rojo (Cani arrabbiati) de Mario  Bava, ambas de 1974.

-El estupendo actor francés Charles Denner (LandruLa novia vestida de negroZ..), hace aquí de compañero de fatigas de Letellier, en mi opinión algo desaprovechado. Empieza teniendo bastante presencia durante las investigaciones pero al final queda un poco en nada su personaje.

-Como ya he dicho, Pánico en la ciudad tiene influencias de cierto cine italiano, pero a su vez fue tomada como modelo de muchas películas italianas que se harían luego. Por ejemplo, la cinta de Sergio Martino Extraña muerte de una menor (Morte sospetta di una minorenne), estrenada seis meses después, combina de manera muy parecida el poliziesco y el giallo e incluye una escena en el metro que recuerda mucho a la de esta película de Belmondo. Pero el ejemplo más flagrante son las tres poliziescos que Maurizio Merli hizo en 1976: en Nápoles Violenta (Napoli violenta) el italiano se sube a lo alto de un tren en marcha en una larga secuencia de persecución, con movimientos calcados a los de la estrella francesa, así como algunos planos que son idénticos a los tomados por Verneuil. A continuación de Nápoles Violenta, la siguiente película de Merli se llamaría Paura in città (1976), que traducido al francés viene a ser el título original de la película de Belmondo que nos ocupa, Peur sur la ville, que en Italia no se tradujo literalmente en su día y la titularon Il poliziotto della brigata criminale. Y por último, Italia a mano armada también incluye unas secuencias de persecución donde Maurizio Merli trepa y se descuelga por edificios y tejados de manera temeraria. No hay que quitar mérito al italiano, que al igual que Belmondo nunca dejaba que le suplantara un doble en las escenas peligrosas.
Jean-Paul Belmondo nos dejó hace unos días. Su país lo despidió con honores en uno de los actos más hermosos y emocionantes que vi nunca. Belmondo es una fuerza de la naturaleza. Un monstruo sagrado del cine. Talento irrepetible dotado de una versatilidad y un carisma fuera de lo común. Transitando del cine de vanguardia al cine comercial, de la comedia al drama, de la vida a la muerte, siempre con igual éxito. Descanse en paz Jean-Paul Belmondo. Larga vida a Jean-Paul Belmondo.
Review by Gerard Fernández

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