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DIABOLIK

FICHA TÉCNICA
T.O.: Diabolik
Aka: Danger Diabolik
Año: 1969
Dir: Mario Bava
Prod: Dino De Laurentiis
País: Italia-Francia
Music: Ennio Morricone
Cast: John Phillip Law, Merisa Mell, Michel Piccoli, Adolfo Celi, Renzo Palmer, Caterina Boratto, Mario Donen, Claudio Gora, Lucía Modugno, Annie Gorassini

REVIEW
“Visto el pésimo uso que hace el Gobierno del dinero público, procuraré que en el futuro no pueda disponer de él. Firmado: DIABOLIK."
(a continuación hace saltar por los aires el edificio de Hacienda).
Las hermanas Angela y Luciana Giussani, creaban en 1962 el fumetto “Diabolik” que obtenía un éxito multimillonario en Italia, y hacía famosísimo a su personaje, un delincuente, casi un terrorista, que robaba sólo a los ricos y mantenía en jaque al Estado, pero, en lugar de repartirlo con los pobres, se lo quedaba todo para él, guardándolo en su refugio subterráneo que estaba dotado con trampas de última tecnología para compartir dinero y sexo con su novia Eva Kant.
Los fumetti, palabra italiana basada en “fumo” (humo), que significa algo así como “pequeñas nubes de humo”; esto es, diminutas visiones encuadradas en viñetas ilustradas, que en la mayoría de los casos, lo que determinaba su éxito era debido a la extrema crueldad y sadismo del héroe que aplicaba técnicas mortales para conseguir sus objetivos. Así Diabolik era experto en lanzar y matar con el cuchillo, como también en la utilización de todo tipo de drogas y venenos.
En 1967, Dino de Laurentiis que había comprado los derechos a las hermanas Giussani para llevar al cine este proyecto, contrataba al director Tonino Cervi para hacer la película, quien iniciaba el rodaje con Jean Sorel en el papel de Diabolik y Elsa Martinelli como Eva Kant, pero a la semana, después de ver lo filmado, con una mayor parte de sesiones fotográficas que no tenían demasiada calidad, el productor despide a todos, decidiendo que el proyecto debía contar con un mayor presupuesto y una distribución de Paramount a nivel internacional, por lo que asigna 3.000.000 de dólares a la película y le da la dirección a Mario Bava, ofreciendo también el personaje a John Philip Law, que se encontraba rodando en ese tiempo Barbarella (como el ángel Pygar), y pensando en la actriz Catherine Deneuve como Eva Kant, ya que Marilu Tolo había sido descartada
Pero en poco tiempo Mario Bava también se deshace de Catherine Deneuve, porque ella se niega a dar más verosimilitud a las escenas eróticas y también porque su altura queda ridícula comparada con la de John Philip Law, y contrata a la austríaca Marisa Mell, que será la compañera perfecta de Diabolik, consiguiendo esta pareja una química fuera de lo común. Así Bava, inspirándose en tres fumetti del personaje (“Lotta disperatta”, “L’ombra della notte” y “Sepolto vivo!”), lleva al cine en Abril de 1967 esta producción, que será objeto de múltiples alabanzas económicas, al utilizar Mario Bava únicamente 400.000 dólares del presupuesto, devolviendo a De Laurentiis el resto.
Aunque el productor intentó utilizar el dinero sobrado para hacer una segunda parte, desistió ante la negativa de Mario Bava, que argumentó una enfermedad imaginaria, pero también el rechazo fue debido al fracaso de las expectativas en su estreno, ya que el “badget” conseguido en taquilla no fue excesivo, ni tampoco las críticas fueron demasiado positivas, ya que muchos críticos defenestraron la película catalogándola de banal y alimenticia, mientras que otros (incluido Cahiers du Cinema) alabaron el gran genio de Mario Bava al trasladar al cine el universo del cómic, porque conseguía una obra de un gran espacio intemporal, hecha con una gran fantasía y con unos encuadres mágicos repletos de efectos especiales anamórficos, donde el color visual es plenamente atractivo. Diabolik en una de las películas claves del pop art, la psicodelia y el futurismo de los años sesenta.
Diabolik (John Philip Law) roba diez millones de dólares ante las narices del inspector Ginko (Michel Piccoli), escapando con su jaguar negro, hasta alcanzar en un tunel a su novia Eva Kant (Marisa Mell), que lo espera con su jaguar blanco, y juntos huyen a su refugio subterráneo donde hacen el amor en una cama psicodélica forrados y tapados por el montón de dólares que han desparramado allí.
El Ministro del Interior (Terry-Thomas) anuncia por televisión el restablecimiento de la Pena de Muerte, y el inspector Ginko ordena una gran redada a la Mafia, por lo que el gangster Ralph Valmont (Adolfo Celi), pacta con la policía la captura y entrega de Diabolik, pero éste ha decidido regalar por su cumpleaños un collar de esmeraldas a su novia, y se lo roba a Lady Clark (Caterina Boratto), escalando la torre de su castillo y burlando de nuevo a la Policía, a la que hace creer que ha escapado lanzado por una catapulta hacia el mar.
Diabolik, como protesta por el despilfarro que hace el Gobierno del dinero público, dinamita y explota todos los edificios que recaudan impuestos, por lo que crea una crisis económica sin precedentes que obliga al Ministro de Economía salir en TV para pedir a los ciudadanos que paguen de inmediato sus impuestos. Como esto provoca en la población más risa que otra cosa, el Estado decide fundir todas sus reservas en un gran lingote de oro de varias toneladas de peso que no pueda ser robado por Diabolik. 
Lo primero que llama la atención de este gran “divertimento” es el magnífico trabajo Bava, que propone continuos encuadres para homenajear a las viñetas ilustradas (la imagen de ellos en el retrovisor del coche; la tortura de Eva vista a través de los barrotes de la cama; la cámara que se encuentra detrás de espacios cuadrados en las escenas de la banda de gangsters, etc…). Hay que mencionar además la interpretación de John Philip Law que recrea el personaje con movimientos mecánicos, y también con sus ojos, que muchas veces quedan estáticos, y que es lo único visible porque va literalmente forrado con una máscara-vestimenta negra (creada por Carlo Rambaldi) que le cubre su cara y su cuerpo.
La música de Ennio Morricone, que utiliza la voz de Edda dell’Orso en melodías sensuales, pero también orquesta con multitud de trompetas para dinamizar la acción, así como el uso apropiado del sytar para enmarcar el carácter fantástico y misterioso de Diabolik, está acorde con la calidad de toda la película, y Morricone no olvida crear un genérico (“Deep Down”) que canta Christy en la versión single de vinilo 45 que salió en su día. Es un trabajo del compositor realizado con su equipo colaborador de los años sesenta, donde no falta ni el coro de “I cantori moderni” de Alessandro Alessandroni (también presente en algunos temas musicales), ni la experta batuta de Bruno Nicolai. Lástima que el master musical se perdiera en un incendio, y no pueda ser recuperado, teniéndonos que conformar los coleccionistas con la música que ha quedado registrada en la película.
Mario Bava, se divierte a lo grande, filmando un personaje malévolo que lucha contra un Estado que parece idiota y malvado, al que burlará una y otra vez, para lucir una película destacada en su producción, y que el tiempo ha revalorizado como se merece, ya que, aunque logró pasar la censura en su momento, tuvo muchos problemas con la distribución, porque en Inglaterra se estrenaba en 1969 con 14 minutos cortados, y la escena de la juventud experimentando con drogas y sexo era eliminada en muchas versiones, a pesar de que Bava había retratado a la Mafia como la culpable de la "perversión" juvenil.
No se puede negar una gran admiración por Mario Bava, que rodaba escenas fabricadas con el dibujo de una casa fotografiada en una caja de cerillas, que recortaba y luego pegaba en un cristal, filmándolo a continuación y añadiéndolo a la imagen; así como las espectaculares imágenes cromáticas de la galería subterránea del refugio de Diabolik, donde no hay absolutamente nada de nada en los decorados, y todo está dibujado luego sobre lo filmado; es una habilidad que supera con creces los efectos especiales hechos hoy en día por ordenador, que los coleccionistas y devotos del Séptimo Arte debemos al gran genio que fue Mario Bava para que ocupe el lugar que merece en la Historia del Cine.
Review by Antonio Domínguez & Gerard Fernández(C)2011

MÁS IMÁSGENES DEL FILM

I... COMO ÍCARO

FICHA TÉCNICA
T.O.:  I... comme Icare
AKA: I... For Icarus
Año: 1979
Dir: Henri Verneuil
País: Francia
Music: Ennio Morricone
Cast: Yves Montand, Michel Albertini, Roland Amstutz, Roger Planchon, Pierre Vernier, Jacques Denis, Georges Staquet, Brigitte Lahaie, Nanette Corey

REVIEW
Jarry, un jefe de estado, es asesinado por un francotirador durante un desfile oficial. Su asesino, Karl Eric Daslow, es encontrado muerto en el ascensor del edificio desde el que disparó. Después de un año de investigaciones, parece prevalecer la hipótesis del asesino psicopático y aislado. Sin embargo, uno de los miembros de la comisión investigadora, el fiscal Volney, se niega a aceptar la versión oficial y decide continuar la investigación solo, con la ayuda de sus asistentes. Sin embargo, a medida que avanzan sus investigaciones, los testigos del crimen mueren todos uno tras otro, en circunstancias inquietantes ...
Í... como Ícaro es auténtica joya del cine conspiranoico inspirada en el asesinato de JFK y también en el Experimento de Milgram sobre la obediencia a la autoridad. Dirigida por uno de los grandes directores de género franceses, Henri Verneuil (El clan de los sicilianoPánico en la ciudad ...) que confecciona un thriller político oscuro, inteligente y atemporal.
La película empieza con una cita del escritor Boris Vian, sacada de su novela La espuma de los días (L'Ecume des jours): "Esta historia es totalmente verdadera pues yo la he imaginado de principio a fin".
La acción se sitúa en un país imaginario (que claramente evoca a los Estados Unidos), donde el fiscal Henri Volney (maravilloso Yves Montand) logra reabrir la investigación por el asesinato del Presidente del Gobierno, convencido de que su presunto asesino Daslow (anagrama de Oswald, el presunto asesino de John F. Kennedy) no fue más que un chivo expiatorio. Volney descubre un complot auspiciado por el Servicio Secreto de Inteligencia... 
La película se centra casi exclusivamente en la investigación, que se desarrolla en una atmósfera de tensión y amenaza latente, acentuada por la música de Ennio Morricone. 
El fiscal Volney primero tendrá que hacer frente a un comité de Estado y convencerles de que hay suficientes indicios para reabrir el caso. Cuando lo consigue comienza a reconstruir los hechos en el lugar del atentado; la azotea y el edificio desde donde Daslow disparó y fue encontrado muerto antes de poder ser detenido. También tratará de localizar a un grupo de testigos que en su momento declararon ver a un hombre disparando desde una ventana, contradiciendo la versión oficial. Pero encuentra que todos estos testigos han ido muriendo en extrañas circunstancias... Tan solo uno de ellos parece seguir con vida escondido en algún lugar y aterrorizado: es la última persona con vida que pudo ver al verdadero asesino y su vida corre peligro
Cuando Henri Volney pasa otra noche sin dormir en su oficina, observa la ciudad a través de las enormes cristaleras de su despacho; fría, inhumana, la metrópoli llena de grandes edificios que emergen en la oscuridad y cuyas pocas ventanas iluminadas se asemejan a los ojos de un monstruo al acecho. Algo que Verneuil esbozaba en el giallo de acción protagonizado por Belmondo Pánico en la ciudad (1975), pero que aquí desarrolla de forma brillante y diferente. Los asesinos invisibles, casi omnipotentes, pueden estar en cualquier parte. Este es el principio de vigilancia presente en los sistemas dictatoriales: es imposible vigilar a todos, todo el tiempo, pero el simple hecho de saber que potencialmente estás siendo vigilado ya induce a la angustia y la obediencia.
DATOS Y CURIOSIDADES
-Uno de los mejores momentos de la peli nos remite a los experimentos llevados a cabo en la década los sesenta por el psicólogo Stanley Milgram, en los cuales establecía una relación entre castigo y aprendizaje mediante descargas eléctricas. 

-Atención a la presencia de Brigitte Lahaie, para regocijo de los puristas de la serie b. En aquellos años Lahaie mantenía una relación amorosa con el capitoste de CERITO FILMS, y socio de Jean-Paul Belmondo, René Chateau (del que ya hablé en la reseña de Pánico en la ciudad) Aunque Í... como Ícaro no es una producción de CERITO, es indudable que Henry Verneuil tenía una estrecha relación personal y de trabajo con Belmondo y en consecuencia también con Chateau. 

-Hay un fino hilo que conecta esta película con Pánico en la ciudad. El título hace referencia al mito de Ícaro y cuando esto queda explicado en la película también se hace mención a Minos, la figura mitológica que da nombre al maníaco homicida en la peli de Belmondo.

-Henry Verneuil se adelantó más de una década a Oliver Stone y su JFK (1991). En mi opinión, Í... como Ícaro, es más entretenida y menos atiborrada que la oscarizada película del director de Wall Street y Natural Born Killers.
Review by Gerard Fernández

MÁS IMÁGENES DEL FILM

EL PLACER DE MATAR

FICHA TÉCNICA
T.O.:  El placer de matar
AKA: Pleasure of Killing
/Töten Mein Hobby
Año: 1988
Dir: Félix Rotaeta
País: España
Music: Carlos Miranda
Cast: Antonio Banderas, Mathieu Carriere, Victoria Abril, Mario Gas, Jeanniene Mestre, Walter Vidarte, Achero Mañas, Vicky Peña, Emma Suárez, Manuel de Benito

REVIEW
Dirigida por uno de los hermanos mayores de La Movida madrileña, Félix Rotaeta, que adapta su propia novela "Las pistolas" escrita en 1981. Un relato terriblemente violento y duro aligerado por Rotaeta a la hora de trasladarlo a la pantalla, omitiendo pasajes de necrofilia y recortando bastante el uso que hacen de la droga los dos protagonistas, esnifando cocaína cada dos páginas. También cambia algunos detalles, seguramente con la intención de hacer la historia más cinematográfica y ajustarla a las necesidades de producción, pero que no afectan para nada a su esencia. La mayoría de situaciones y diálogos son calcados al texto original.
Dos personas son contratadas para cometer un asesinato. Luis (Antonio Banderas), un lobo solitario, seductor de barrio metido en asuntos de drogas, se mueve por los bajos fondos y garitos nocturnos. El otro, Andrés (Mathieu Carriére), de buena familia, profesor universitario con graves conflictos sexuales y existenciales. Ambos se conocen accidentalmente mientras realizan dicho trabajo sucio para su antiguo instructor de tiro, Barrantes (Walter Vidarte), un ex-militar con oscuras conexiones que les ordena olvidar sus caras. 
Pero poco tiempo después, una noche, Luis reconoce a Andrés por la calle cuando éste va a entrar en el portal de casa; Luis le aborda sigilosamente por detrás marcando el cañón de su pistola en la cabeza de Andrés, éste responde invitándole a subir para tomar una copa. En la charla aflora una conexión especial entre ellos y un amor común por las armas; el camello promete regalarle una pistola al profesor. Días después quedan para hacer tiro a las afueras y beber whisky. Poco a poco sus encuentros se volverán más obsesivos y enfermizos, desembocando una ola de muertes por todo Madrid:  juntos recorren la ciudad de noche en busca de víctimas inocentes a las que disparar.
El inspector de policia Santana (Mario Gas) empieza a relacionar recientes casos de desaparición de mujeres con los asesinatos en masa.
Luis sale con Merche (Victoria Abril), pero no quiere comprometerse demasiado; ella está deseando que le pida que vaya a vivir con él, pero Luis sólo la lleva a casa por el sexo. Por otro lado, Andrés tiene una novia de toda la vida,  Ana (Jeannie Mestre) con la que nunca ha mantenido relaciones sexuales y a la que secuestrará para convertirla en la primera víctima del dúo. En el libro, después de atarla a un árbol y usarla como muñeco de tiro, Andrés se excita (lo que no le ocurría cuando estaba viva) y viola el cadáver de Ana, algo que Rotaeta nos narra con una naturalidad que asusta. 
El escritor-director traza una interrelación entre armas/erotismo y violencia/sexo, de forma diferente para cada uno de los dos protagonista según sus personalidades. Luis es más vitalista y desenfadado, no se fustiga por su naturaleza asesina; por contra, Andrés es un ser apático atrapado en sus propios diálogos internos. Ambos son psicópatas sin empatía por el ser humano, pero digamos que las resacas a sus noches de jarana homicida son diferentes.
Antonio Banderas y Victoria Abril coincidieron aquí un año antes de hacerlo en Átame (Pedro Almodóvar, 1989). No hay duda de que el actor malagueño poseía una combinación explosiva de atractivo físico y un lado oscuro muy potente que le permitía hacer personajes como el de La ley del deseo (Pedro Almodóvar, 1987) o en la mencionada Átame, llevado al paroxismo en el título que nos ocupa. Algo de eso tenía también Mathieu Carriére, aunque no conozco tan a fondo la carrera de este actor francés (al que presta voz Emilio Gutiérrez Caba) sí lo vi en una peli brutal llamada Nacido para el infierno (1976), una producción alemana inspirada en uno de los casos más horripilantes de la crónica negra estadounidenense. En Nacido para el infierno Carriére interpretaba a Richard Speck, que una noche de 1966 violó y asesinó a ocho jóvenes enfermeras de Chicago. Estoy convencido de que Rotaeta conocía aquella película y por eso eligió a Mathieu Carriére. 
Felix Rotaeta escribió "Las pistolas" en 1981 después de tener un papel importante en  Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón; el mismo año 81 del intento de golpe de estado del coronel Tejero o del histórico Concierto de Primavera considerado el momento cumbre de la Movida.  
Seis años después, en febrero de 1987 comienza el rodaje de El placer de matar, el mismo año que Ana Curra graba el tema "Rien De Rien" con el que (auto)proclama la defunción de la Movida y año en el que el más icónico cineasta de aquel movimiento contracultural preparaba su asalto a la alfombra roja de Hollywood con Mujeres al borde de un ataque de nervios
Tanto la novela como la película no tendrían sentido sin la ciudad de Madrid como telón de fondo; en la novela se plasma como un personaje más; se mencionan locales emblemáticos como "La vía láctea" y la sala "El Sol" y barrios como Usera tienen una gran importancia en la trama. En la película también, pero esta vez sus imágenes trasmiten una especie de  melancólica (o al menos así me lo parece), como el preámbulo a la masacre que tiene lugar en los sótanos de la Gran Vía y el gélido final entre los dos protagonistas. 
Los que conocieron a Rotaeta hablan de él como un genio bohemio, bebedor y con tendencia al desfase nocturno. Dicen que prácticamente vivía en la sala "El Sol", allí gozaba de barra libre y allí sus amigos y compañeros le rindieron homenaje tras su muerte en 1994. A comienzos de los 70 acogió en Los Goliardos (compañía teatral que gestionaba) a un joven Pedro Almodóvar recién llegado a la capital.  También a Carmen Maura con la que haría su segunda y última película como director, Chatarra (1991). Rotaeta falleció a los 55 años durante el rodaje del western futurista Atolladero, donde hizo buenas migas con Iggy Pop.
Personalmente, en general, tengo bastantes prejuicios hacia el cine español de los 80 en adelante, y salvo honrosas excepciones es difícil que una película facturada de aquel periodo a esta parte me cale de verdad. El placer de matar es una a la que le rindo culto, pero entiendo que a mucha gente esta película no le guste por el motivo que sea. Lo que sí diría es, que si la vieron en su día en el cine o en vídeo, le den una segunda oportunidad. Yo la he vuelto a ver recientemente en FlixOlé con bastante buena calidad y en países como Alemania está editada en dvd con opción de audio en castellano. Y por supuesto, recomiendo leer también la novela si se tiene ocasión.
El placer de matar pertenece a un selecto club de películas. Selecto no por su calidad o condición, pues son variopintas, sino por la manera que exploran la violencia y que, al igual que los protagonistas de Rotaeta, sólo con verse se sabe que pertenecen a la misma estirpe. Desde La Soga (Rope, Alfred Hitchcock, 1948) a Los chicos de al lado (The Boys Next Door, Penélope Spheeris, 1985), pasando por La naranja mecánica  (A Clockwork Orange, Stanley Kubrick, 1971) o Furia Homicida (Fango Bollente, Vittorio Salerno, 1975). Se admiten miembros.
Review by Gerard Fernández

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